La natación, como habréis escuchado en numerosas ocasiones, es un ejercicio muy beneficioso para los problemas de espalda. En este artículo os vamos a explicar cuáles son esos beneficios y qué disciplinas serían las más convenientes si padecéis problemas lumbares o cervicales.

Nadar presenta una gran ventaja: nos permite la realización de ejercicio en desgravitación. Es decir, que se trata de una actividad física que no solamente no tiene impacto sobre nuestras articulaciones sino que, además, el agua es un medio denso, capaz de “sostener” nuestro cuerpo, por lo que en ella pesamos mucho menos y la parte del cuerpo sumergida puede moverse con mayor facilidad. Esto nos permite fortalecer nuestra musculatura sin que nuestras articulaciones sufran. Pero además, el ejercicio en el agua puede ayudarnos a recuperar la movilidad articular perdida a causa de una lesión o una intervención quirúrgica.

¿Qué músculos se activan?

La natación es un ejercicio muy completo, que permite trabajar de forma intensa la musculatura del tronco: músculos abdominales, erectores espinales, dorsal ancho, pectorales, serrato anterior; pero también la musculatura de brazos y piernas.

¿Cuáles son las mejores disciplinas de natación si padezco un problema lumbar y/o cervical?

En general, en ambos casos la mejor disciplina es la natación de espaldas, manteniendo la columna cervical en una posición alineada, ya que toda la columna se mantiene en una posición horizontal que no exige rotaciones ni hiperextensión de la misma.

La natación a crol con una técnica depurada es también una buena opción y no debería suponer un problema. Pero debemos tener cuidado con la rotación de la columna cervical cuando tomemos aire.

Conviene evitar los estilos braza y mariposa ya que suponen una hiperextensión de la columna.

El estilo braza podría resultar beneficioso en el caso de una rectificación de la lordosis cervical, así como en el caso de una rectificación de la lordosis lumbar.

En el caso de hiperlordosis cervical, la mejor disciplina sería a espalda manteniendo la barbilla en posición de doble mentón.

Si se padece una hiperlordosis lumbar, el estilo a crol debe practicarse manteniendo la cabeza dentro del agua. Para respirar nos ayudaremos de un tubo de snorkel, evitando así las rotaciones a nivel cervical.

Otros beneficios

Además de los beneficios vistos hasta ahora, trabajar en el agua mejora el sistema circulatorio gracias a la presión hidrostática y en función de la temperatura del agua puede tener también efectos beneficiosos asociados al calor (como la relajación de la tensión muscular) o al frío (como la activación del sistema inmunológico y circulatorio).

Debemos tener en cuenta que, para que la natación resulte beneficiosa, es muy importante una técnica correcta que nos permita trabajar ambos lados del cuerpo de forma simétrica, sin compensaciones musculares, ni gestos lesivos. Si no sabemos nadar bien, lo mejor es contar con la supervisión y el asesoramiento de un profesional.